La Historia del Sachet Herbal Repelente de Mosquitos de Artemisa: El Aroma de la Protección
En una antigua aldea, vivía una joven llamada A Yao. Cada verano, los lagos y campos cercanos atraían enjambres de mosquitos, y los aldeanos sufrían por las picaduras. La abuela de A Yao era una herbolaria conocida en la aldea, y a menudo cosechaba artemisa fresca durante el Festival del Barco Dragón, la secaba y hacía sachets herbales para repeler mosquitos y alejar los espíritus malignos.
“La artemisa no solo repela los mosquitos, sino que también trae paz y salud”, decía su abuela mientras cosía cuidadosamente los sachets.
Un verano, el padre de A Yao, que había trabajado al aire libre, se resfrió y no podía dormir bien por la noche. Los mosquitos empeoraban su incomodidad. A Yao, preocupada, recordó los sachets de artemisa de su abuela. Inmediatamente tomó un poco de artemisa seca y cuidadosamente hizo un sachet, colocándolo junto a la almohada de su padre.
Milagrosamente, esa noche, los mosquitos parecían desaparecer, y su padre durmió tranquilamente. A la mañana siguiente, se despertó sintiéndose mucho mejor. A Yao miró el sachet de artemisa en sus manos, llena de gratitud.
A partir de ese momento, los aldeanos comenzaron a acudir a A Yao en busca de consejo, y ella comenzó a enseñarles el oficio de su abuela. Cada verano, todas las casas de la aldea ponían sachets de artemisa en las puertas, ventanas y almohadas, llenando la aldea con el suave aroma de la artemisa que repelia los mosquitos y traía tranquilidad.
El sachet de artemisa se convirtió en algo más que un simple repelente de mosquitos; llevaba la intención de proteger a los seres queridos y se convirtió en un cálido símbolo transmitido de generación en generación.